6.11.05

Una frase

Lo importante es una buena frase. Lo demás no importa. Puedes haber sido el mayor genio de la historia, pero si nunca dijiste una buena frase, nadie te recordará. Eso lo sabíamos todos sin tener que haber ido a la escuela para aprenderlo. Tantos tipos brillantes pasaron por el mundo de puntillas que su anonimato significaba fracaso. Premios, menciones, teorías, composiciones, viajes... Daba igual que hubiesen hecho. Nada de eso contaba al final. Sólo resistía el que había pronunciado una de esas frases rotundas. Los muchachos ensayaban cada tarde frases buenas. Todos querían ser recordados por lo que dijeron. No querían hacer méritos. Ni ser superdotados. Ni nada parecido. Aquello no servía. Con apenas cuatro palabras bien colocadas bastaba. Por eso cada vez que nos juntábamos, cada tarde, lo primero que hacían todos era compartir sus frases. Después miraban la reacción del resto y entonces sabían que debían seguir intentándolo. No por mucho intentarlo se consigue, les dije una vez. Desde entonces se olvidaron de pasar a la historia.

No hay comentarios: