6.11.05

19 de enero

19 de enero. Nunca olvidaré esa fecha. Parecía un buen día. La verdad es que no tenía mala pinta. Era domingo. Brillaba el sol. Y unos niños jugaban a la pelota en la calle. Se escuchaban sus risas al otro lado de la ventana. Uno de los muchachos llegó corriendo a mi casa, subió las escaleras y cuando le abrí, casi sin respiración, me dio la noticia. Ninguno de los dos pudimos hablar. Cerré la puerta y corrí con él. Los niños jugaban a la pelota en la calle. Reían. Corrimos calle abajo. Tres manzanas al sur nos paramos. Allí estaban el resto de los muchachos. Nos abrazamos todos. Las lágrimas trataban de nacer en los ojos de algunos. Otros ni siquiera las contenían. Volvimos a abrazarnos. Aquel día perdimos parte de nuestras vidas. Uno de los muchachos había muerto. Atropellado en el centro. Lejos de casa. Fuera del mundo. Sus ojos se cerraron. Nosotros quisimos que el mundo se parase.

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