1.2.10

¿Sólo una pesadilla?

He despertado en mitad de la noche. Sudando. La manta en el suelo. El corazón a 200, como late antes de una buena pelea. Perdido. A tientas he podido dar la luz. Diez segundos terribles en los que las paredes de la habitación no eran las paredes de la habitación. La habitación tampoco lo era. Ni yo era yo. No sé qué ha pasado. Sólo que estaba allí, en medio. Aquello bastaba. Como el apocalipsis que anuncian los borrachos subidos en taburetes de madera. Como si hubieran acertado con la fecha. Con la luz he abierto los ojos y he tragado aire por las pupilas. No podía hacer otra cosa. Reaccionar. Sólo reaccionar. Despertar. Allí estaba yo. Sólo. Las manos temblando como sólo tiemblan después de una mala pelea. No recuerdo nada. Apenas nada. Sólo que estaba allí y los muchachos no estaban y no había nadie y yo no sé cómo diablos había llegado hasta allí. Tampoco sé qué era allí. Sólo un lugar al que no quiero volver. Allí no había nada. Sólo yo y mis manos temblando y mis ojos sudando. He necesitado levantarme y salir a fumar junto a la ventana. Aire frío de enero para que el resto de mi cuerpo tirite y se ponga al nivel de mis manos. Sólo así no las veré temblar. Una pesadilla. Eso dicen que es. Pero yo sé que no. Siempre le tuve miedo a la muerte. Aunque sólo venga a verme en sueños. Mis manos también lo saben.

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