11.2.10

Cierra la boca, chaval

Esas son las cosas que nunca debes preguntar. Apréndelo, chaval. Pero apréndelo rápido. Aquí no hay segundas oportunidades. Aquí no hay margen. Lo que digas estará dicho. No puedes echarte atrás. ¿Cómo puedes saber lo que puedes decir? No hay un manual, chico. No te lo puedo explicar todo. Tienes que descubrirlo tú. Lo aprenderás, no te preocupes. Pero antes de abrir la boca respira una vez más. Y si hablas debes estar seguro de qué carajo vas a decir y de qué puede pasar. Si no estarás perdido. Es así. Eso es lo único que te puedo decir. No me pidas consejos. No te los daré. No tengo ninguno. No soy tu padre, muchacho. No te trataré como a un hijo. Sólo te diré que mejor aprietes los dientes. Así sabrás que no hablas. Hay hombres que no te van a perdonar algunas palabras. Sí, no perdonarán. Esto que acabas de decir, por ejemplo, no lo vuelvas a preguntar. No preguntes por qué. Simplemente, chico, no lo vuelvas a preguntar. Eso es todo. Piensa y luego actúa. ¿Conoces a muchos tipos que hablen sin parar? ¿No, verdad? Aquí no existen esos hombres. Ahora pregúntate por qué no existen. Y, de verdad, chico, no preguntes nunca a nadie otra vez si tiene miedo. Trágate tus putas preguntas.

No hay comentarios: