31.3.10

Y se marchó

Nunca supimos bien por qué lo hizo. No había pasado nada antes. Nada diferente de lo que pasaba siempre. Sólo llegó y lo dijo y lo hizo. Y no preguntamos. No era asunto nuestro. Después de tantos años pensé que había llegado su momento. Con eso teníamos suficiente. No era la primera vez que sucedía. Aunque siempre pasaba algo antes que lo cambiaba todo. Podía ser una mujer, un juez. Podían ser muchas cosas. Aunque siempre era una mujer o un juez. En aquella ocasión no sabíamos que existiese ninguna mujer. Tampoco lo perseguía ningún juez. Pero no dio una explicación. Estábamos todos. Como cualquier otro día. Juntos. Hablando. Riendo. Como cualquier otro día. Una noche más. Y él con nosotros. Y él hablando y riendo con nosotros. Ninguno lo supimos antes. Lo comentamos cuando ya había pasado y nadie sabía nada. Tampoco lo intuimos. Pero así fue. Las cosas a veces suceden y no hay que buscarles explicación. Por eso sabemos que no nos la dio. Aquel día era un día normal. Otro más. Estábamos todos. Y entonces lo dijo: me marcho. Y lo hizo. Nunca supimos por qué. No había pasado nada antes.

No hay comentarios: