18.3.10

Dame la mano

Dame la mano. No temas. Sólo dámela. Cierra los ojos si quieres. Estira el brazo y dame la mano. Así, con fuerza. Vamos, puedes hacerlo. Sé lo que sientes. Sólo hay oscuridad. He estado donde tú estás. También tuve a alguien enfrente. De verdad, sé lo que estás pensando. Lo he sentido. No es fácil. Miras abajo y sólo ves ese enorme agujero que te engulle y que sabes que te engullirá. No hay salida, lo sé. No las ves. No la encuentras. Nadie te dice que existe. Por eso se apaga la luz. Sé lo que sientes. Yo también lo pensé. Dame la mano. Hazlo. No lo pienses. Hazlo si quieres, pero no tiene otra opción. Ésta, sí, es tu última oportunidad. No tienes nada que perder. No tienes nada que temer. No hay nada más abajo. A partir de ahora habrá luz. Más oscuridad es imposible. Piénsalo si quieres. Pero no tardes. Estira el brazo. Dame la manos. Agárrate con fuerza. Trenza tus dedos con los míos. Esto es lo único que te queda. Dame la mano. Vamos. Así, bien, hazlo. Aprieta fuerte. Ya está. Ahora mírame a los ojos. Hazlo. No te dejaré caer.

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