6.6.10

Ella no regresó

Cuando regresó no era la misma. Apenas hablaba y bajaba la cabeza pegando la barbilla al pecho. Dos palabras y después se apresuraba a marcharse. Siempre buscaba la salida libre. El hueco por el que escabullirse. Ella, que hablaba a borbotones. Ella, que contaba las mejores historias. Ella, que lo sabía todo. Pocas mujeres había allí con las que tuviésemos una confianza así. Eran sólo palabras. Era nuestra aliada. Jamás ninguno de los muchachos pensó en llevársela a la cama. Sabíamos que ella no. Era diferente. Era la excepción. Ella nos ayudaba. Nos alertaba. Nos contaba todo aquello que sólo ella podía. Recorría las calles hablando con todos. No había nadie así. Ahora regresaba, con la mirada perdida y las manos cruzadas. La saludamos y nos devolvió el saludo, mirándonos furtivamente sin llegar a conocernos. Su padre la llevaba agarrada del brazo por el codo. Vamos a casa, hija, allí estarás bien, lejos de ellos. Él, su padre, fue quien la quiso llevar a aquel hospital. Hoy le habían dado el alta. Hoy volvía a casa. Pero ella no en realidad no regresó.

No hay comentarios: