20.11.10

Yo quería ser otros

Había días en los que mis propias sombras lo oscurecían todo. No importaba que estuviese con los muchachos. Aquellos eran días en los que no quería estar con nadie pero tampoco podía estar solo. Días en los que miraba alrededor y me cambiaría por cualquier otro. Días en los que veía en esas vidas las que yo quería vivir, en sus aspectos el que yo quería tener, en sus conversaciones las que yo deseaba mantener. Aquellos días de nada importaba que tratase de callar mi cabeza ahogándola en vasos de alcohol. La misma sensación acentuada volvía tras un paréntesis de risas, tras un resquicio del olvido. Y entonces volvía a verme rodeado en aquel lugar con música de fondo y humo por rostros alegres, vidas que suponía felices, y mis pies se hundían aún más en unas arenas movedizas que sentía ya alrededor del pecho. Si no puedo respirar no es por el tabaco. Y aunque mirase a esos otros e intentase adivinar si ellos también, de vuelta en sus casas, pensarían en que se cambiarían por otros otros, nada compensaba, nada consolaba. Esos días eran batallas que debía mantener yo conmigo mismo. Lo malo es que nunca he sabido cómo ganarlas. Lo peor es que esos días son cada vez más frecuentes.

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