25.9.07

Distancias

Si algún día sucedía algo en el barrio, fuese lo que fuese, pero malo, salía en los periódicos. No importaba que lo que hubiese pasado nada tuviese que ver con la gente del barrio. Siempre los periódicos decían que era cosa nuestra. Sabíamos que lo hacían para que la gente de los barrios del este durmiese más tranquila. Cuando lo malo está localizado, uno puede asegurarse de que está bien lejos. Por eso el cielo dicen que está arriba y el infierno abajo, les explicaba a los muchachos. A nosotros no nos importaba, por supuesto. Los hombres compraban los diarios para ver los resultados de la liga y las mujeres buscaban entre las páginas los nombres de las primas que se casaban. Después las hojas viejas servían para cuadrar mesas, tapar grietas o simplemente secarse los pies cuando llovía. Los habitantes de la zona este no sabían que nuestras malas noticias eran siempre útiles. Aunque no fuesen tan malas. Era sólo una cuestión de distancias, les repetía a los muchachos. Como el boxeo. Y entonces lo comprendían.

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