31.8.10

Mátame

Mátame. El próximo día, hazlo. Antes de que abra los ojos. No dejes que vuelva a suceder. Atrapa mi cuello con tus manos y no lo sueltes hasta que deje de agitarme. Trata de calmarme al mismo tiempo. Susurra a mi oído junto a la almohada húmeda. No protestes. Sólo hazlo. No lo dudes. Si vuelvo a chillar así durante la noche no esperes que despierte. No me preguntes. No trates de tranquilizarme. No me digas que no pasa nada. Olvídate. Antes de que pueda despertar, mátame. Está en tus manos. Elije tú cómo lo haces. No pondré objeciones. No podré. Sólo hazlo. No importa la hora. No te preocupes por lo que pase después. Actúa. Si chillo durante la noche no me preguntes por qué lo hago. La única forma que dejaré de chillar será si no respiro. Esa es la solución, chica. No te puedo dar más explicaciones. No entenderías porque grito en mitad de un sueño. No comprenderías porque no salgo de algunas pesadillas. No intentes entenderlo. No preguntes a los muchachos. Tampoco ellos te dirán nada. Si chillo, mátame. Hazlo antes de que abra los ojos. Para que no pueda mirarte a los tuyos. Si no, no te quejes porque no te dejo dormir. Ya sabes donde está la puerta.

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