21.4.10

No hay límites

¿Había un límite? Nunca nos lo dijeron. Por eso no queríamos parar. Lo peor que te pueden decir es que hay un punto a partir del cual no puedes seguir. Entonces no avanzas. Sabes que llegarás a un muro y chocarás. Sabes que aunque quieras no podrás continuar. Te bloquea y te rinde. Bajas el ritmo, la velocidad, te detienes. Y entonces desapareces. Así era siempre. Todo igual. A todos nos ponen esos límites desde que nacemos. En cada momento. Siempre hay alguien a quien le dijeron que esos límites existían que se empeñará en hacerte saber que esos límites siguen existiendo. Con nosotros fue igual. Durante mucho tiempo nos contaron que la barrera está ahí, esperando a que quisiéramos atravesarla. Ya lo comprobaréis, ya, nos decían altivos, seguros, resignados. Aprendimos que había límites. Hasta que aprendimos también que no debíamos escuchar a aquellas personas. Entonces descubrimos que al final del camino siempre hay más camino. Que el muro somos nosotros mismos. Que las fronteras eran un invento del Gobierno. Dejamos de escuchar y no paramos. Así seguimos. Sin aquellas personas no hubiéramos aprendido que realmente no existen esos límites. Por eso preferimos pensar que nunca nos lo dijeron.

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