26.11.11

Estos tampoco serán buenos tiempos

Estábamos asustados. Sabíamos que no podía traernos nada bueno. Un hombre que no te mira a los ojos sólo será capaz de dispararte por la espalda. Lo habíamos visto en el cine. Sólo los hombres de verdad, decíamos, miran a los ojos mientras golpean. Porque debes dejar que vean el miedo en tus ojos también. Porque sólo cuando el miedo nos impulsa podemos vencer. Lo repetían los muchachos, con mucha convicción pero sin saber realmente qué significaba aquello. Les ayudaba a sentirse mejor. Con eso bastaba. Uno de ellos contaba todavía como una noche, mientras le vapuleaba un tipo veinte kilos más grandes, no dejó de mirarle a los ojos. Y como tras mirarle y saber que no se rendiría había dejado de pelear y había echado a correr. Me abrió una ceja, repetía, yo ni le alcancé, pero gané la pelea. Por eso cuando vimos a aquel político en la televisión, con su traje a medida, con su corbata recta, con sus papeles preparados, mirando hacía el suelo, supimos que aquella pelea no la ganaríamos nosotros. Preparaos, chicos, dijo uno de nosotros. Estos tampoco van a ser buenos tiempos.

No hay comentarios: