Te he visto cómo me mirabas. Ahora no disimules. Ahora no
dejes de sonreír, chica. No me creo tu pose. Te he visto desde el otro lado de
este bar. Lo he atravesado como se atraviesa un océano. He caminado la
distancia que nos separaba como quien escala una montaña para clavar una
bandera en una cima. Y puedo prometer, cuando nunca prometo nada, que no soy un
tipo al que le gusten las banderas. Te he visto que me mirabas cuando pensabas
que yo no lo hacía. No lo ocultes. Ya no tiene sentido. Querías que llegara
hasta ti. No te engañes. Esto es lo que buscabas. Y aquí estoy. Sabes que no ha
sido un viaje fácil. Los dos conocemos este barrio. Los dos sabemos cómo son nuestras
vidas. Los dos sabemos que amanecerá y todo desaparecerá. Pero ahora escucha la
música. Suena para nosotros, sí, créelo. Sé que tú tampoco tienes suerte. Aquí
la suerte nunca hizo parada a otro lugar. Pero hoy, esta noche, tenemos los
dados trucados y solo depende de nosotros lanzarlos. Ya sabes a qué me refiero.
Llevas mirándome toda la noche. Lo sé porque yo también lo hacía. Yo no me
escondo. Me has visto. Nuestras miradas se han cruzado. Querías que recorriera
esta distancia que nos separaba y aquí estoy. No disimules ahora. Deja a tu
amiga. Deja de hablar. No me des la espalda. Mírame como me mirabas antes. Aquí
estoy. Levántate y bésame. Antes de que amanezca. Antes de que regreses a tu
vida otra vez.